“Llevaba mucho tiempo queriendo ser mamá”: Fonasa registra aumento de la demanda por tratamientos de fertilización asistida.
Los años de pandemia y la alerta sanitaria incidieron en una baja del número de beneficiadas con los programas de Modalidad de Libre Atención o de Atención Institucional, pero el director del Fondo Nacional de Salud, Camilo Cid, augura que en 2022 se retomarán las cifras de años normales. Hay más de 3.400 cupos al año para casos de baja y alta complejidad.
Paulina Aros (35) relata que siempre deseó ser madre, pero sus doctores le decían que serlo de forma natural iba ser difícil, pues tenía ovarios poliquísticos y endometriosis, por lo que desistió. Sin embargo, le recomendaron otro camino: la fertilización asistida.
Como paciente de Fonasa, podía acceder a dos programas de fertilización: baja y alta complejidad. El primero trata del intento inicial para lograr embarazarse de manera asistida. El método también es conocido como inseminación artificial, el cual consiste en introducir los espermatozoides en el útero de la mujer durante la ovulación para que se produzca la fecundación en su medio natural.
El de alta complejidad consiste en el uso de la técnica de fertilización in vitro (FIV) o inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y ambas técnicas para producir embriones se realizan fuera del cuerpo de la madre. La FIV es la fertilización del óvulo por el espermatozoide en un medio artificial, pero producido naturalmente a través de la incubación de los espermatozoides con el óvulo y la ICSI consiste en la inyección de un único espermatozoide en el interior del óvulo.
Así, Aros inició en 2021 su tratamiento de alta complejidad en la Clínica de la Mujer y Medicina Reproductiva de Viña del Mar, y el 31 de marzo de ese año ella y su pareja realizaron la primera transferencia embrionaria, la cual no tuvo éxito. Por esta razón, exactamente dos meses después, intentaron por segunda vez, transfiriendo dos embriones. El 31 de agosto del año pasado nacieron sus mellizos, Simón y Maite.
“Al principio fue frustrante porque el primer intento fue negativo. Llevaba mucho tiempo queriendo ser mamá, entonces me sentí mal cuando no dio resultado. Después, con el éxito de la segunda implantación quedé muy contenta y además el tratamiento está al alcance de uno”, relata Aros.
Este tratamiento, a través de la Modalidad de Libre Elección (MLE), se hace con Pago Asociado a Diagnóstico (PAD). Para el tratamiento de fertilización asistida de alta complejidad, otorgados por los prestadores en convenio MLE, incluye las técnicas ICSI y FIV.
Pablo Hernández Rudnick, jefe de la unidad de Medicina Reproductiva de la Clínica de la Mujer de Viña del Mar, afirma que con la opción que ofrece Fonasa ha aumentado la demanda de este tipo de tratamientos: “Efectivamente desde que se impulsó este beneficio por medio del bono PAD, aumentó paulatinamente el número de pacientes que consultan y acceden a la posibilidad de ser padres, llegando hoy a más del doble de lo que se atendía en su primer año de funcionamiento”.
LEE LA NOTA COMPLETA EN EL SIGUIENTE LINK.