Ignacia Canales, La Tercera, Lunes 21 de Agosto de 2023.-
Los centros privados dan cuenta que cada vez son más las mujeres que deciden optar por este procedimiento, pues eligen postergar su maternidad por razones sociales o personales. A lo anterior, dicen los expertos, hay que añadir que las probabilidades de embarazo disminuyen con el tiempo.
Después de un examen y una visita rutinaria al doctor, Javiera Gray (27) comenzó a ver la criopreservación de óvulos como una opción. “En el examen vieron que tenía pocos folículos funcionantes, es decir, tenía pocos óvulos para mi edad. Ahí el doctor me dijo que si quería ser mamá en ese momento podía, porque tenía 23 años entonces, pero era bueno tener plan B para más adelante”.
Como ese 2020 ser mamá no estaba aún en los planes inmediatos de la joven matrona, optó por congelar sus óvulos: una decisión de la que no se arrepiente pues cuenta que “siempre quise ser mamá, era importante para mí tener esta opción”.
Al igual que ella, María (35) optó por este procedimiento en noviembre del año pasado. También quería contar con el margen de tiempo porque “estoy soltera y no tengo una pareja actualmente y una amiga que estaba en la misma situación que yo me comentó que había congelado óvulos. Como no tenía el plan de ser mamá en un futuro muy cercano, sentí que esto me daba tiempo y la tranquilidad de saber que en un tiempo más igual tendré la opción”.
La criopreservación o congelación de óvulos de mujeres para su posterior fertilización e implantación, es una técnica que se usa desde la llegada de la fertilización asistida al país. Por lo mismo, los casos de Javiera y María no son aislados. Varias clínicas advierten de un aumento importante de mujeres que realizan este procedimiento. Ese es el caso de la Clínica de la Mujer de Viña del Mar: en 2014 sólo cinco pacientes congelaron óvulos, pero en 2022 ese número subió a 33 y ahora contabilizan 18 mujeres en lo que va del año.
Patricio Masoli, director médico y especialista en medicina reproductiva de la clínica, explica que este aumento se debe a que “las mujeres son conscientes que su fertilidad va disminuyendo con los años. Segundo, las mujeres están postergando el inicio de sus maternidades por razones laborales u otras razones personales. Y por eso deciden congelar los óvulos”.
Además, sostiene que este procedimiento “debería ir en aumento, así como también van en alza los tratamientos de fertilidad. Y esto último también tiene que ver con que las mujeres están decidiendo ser madres de forma más tardía y las posibilidades de embarazo no son las mismas (con la edad avanzada)”.
Esta realidad también se ha notado en otros índices: la Tasa Global de Fecundidad (TGF) llegó a su mínimo histórico en Chile. Esta se define, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), como el número de hijos que, en promedio, tendría cada mujer a lo largo del período fértil. De acuerdo a los datos de Estadísticas Vitales, este indicador mostró que en Chile existe una fecundidad de 1,3 hijos por mujer, la más baja desde que se tiene registro.
El perfil de las pacientes
La Clínica Indisa también da cuenta de un aumento en la demanda: este año las pacientes que se han realizado el procedimiento son un 16% más que durante el mismo periodo del año pasado.
Abril Salinas, especialista de medicina reproductiva del mencionado establecimiento, cuenta que las mujeres que se realizan la prestación clínica “generalmente no tienen pareja estable con las que se proyectan para tener hijos o tienen proyectos laborales o educacionales que aún están desarrollo. Saben que, por eso, van a tener que seguir postergando su maternidad. También tienen claro lo del envejecimiento ovárico y por eso prefieren tener esta previsión para optar al embarazo cuando ella lo deseen”.
Añade que “la mayoría son mayores de 35 años e independientes económicamente, porque tienen los recursos para optar a este tratamiento”.
Y es que los especialistas advierten que este es un procedimiento caro que puede ir desde los $2.000.000 hasta los $4.000.000. Incluso, las aseguradoras no lo cubren por completo. De hecho, en Fonasa no hay cobertura. Eso sí, sus afiliados pueden acceder a dos programas de fertilización: baja y alta complejidad. El primero comprende el intento inicial para lograr embarazarse de manera asistida. El método también es conocido como inseminación artificial, el cual consiste en introducir los espermatozoides en el útero de la mujer durante la ovulación para que se produzca la fecundación en su medio natural.
Un estudio realizado por la Clínica Alemana y la Universidad del Desarrollo concluyó que el motivo más frecuente por el que las mujeres se realizan el procedimiento para congelar sus óvulos, es la edad (44%), seguido por el hecho de no tener pareja (21%). Además, un 94% de ellas declaró que no se arrepiente de habérselo realizado.
“En líneas generales, el perfil de las mujeres que optan por realizarse el procedimiento de congelación de óvulos ha experimentado un cambio significativo en el último tiempo. Antiguamente, esta técnica estaba principalmente vinculada a mujeres que enfrentaban problemas médicos o tratamientos que podrían afectar su fertilidad. Sin embargo, en la actualidad, debido a la evolución de la sociedad, los roles de género, las oportunidades profesionales y las relaciones interpersonales, cada vez más mujeres eligen este procedimiento como una medida de preservación de la fertilidad”, afirma el autor del estudio y ginecólogo de la Unidad de Medicina Reproductiva de la Clínica Alemana, Joaquín Errázuriz.
El procedimiento
Patricio Donoso, jefe de Medicina Reproductiva de la Clínica Alemana, explica que este procedimiento ayuda a las mujeres que postergan la maternidad porque “después de cierta edad la probabilidad de embarazo baja, porque la calidad de óvulos se va deteriorando progresivamente y también la cantidad va disminuyendo. Y eso es algo normal, fisiológico. Y la medicina lo que puede hacer en la actualidad para, de algún modo, contrarrestar la pérdida de fertilidad que se produce por la postergación de la maternidad, es la criopreservación de óvulos”.
Además, detalla que “es un proceso ambulatorio. Es un procedimiento que requiere una estimulación de la ovulación a través de inyecciones diarias durante alrededor de 10 días y, luego, se extraen a través de una punción del ovario. Es un procedimiento de corta duración, no dura más de 20 minutos y las pacientes se pueden ir de alta a las dos horas».
Fuente: La Tercera.